En Australia, la residencia fiscal se refiere a las personas que cumplen determinados criterios, como pasar más de 183 días en el país o tener un domicilio permanente en él, lo que determina sus obligaciones fiscales, incluida la obligación de pagar el impuesto sobre la renta australiano por los ingresos obtenidos en todo el mundo. Por otro lado, la residencia con visado se refiere al estatus legal concedido a los no ciudadanos a través de categorías específicas de visado (como visados cualificados, de estudiante o de trabajo temporal) que les permiten vivir y trabajar en Australia durante un periodo determinado. Mientras que la residencia fiscal afecta al modo en que se gravan los ingresos, la residencia con visado define la legalidad y la duración de la estancia de una persona en el país.
Diferencias clave:
Enfoque: La residencia fiscal se refiere a las obligaciones tributarias; la residencia con visado se refiere al permiso legal para permanecer en un país.
Duración: La residencia fiscal puede fluctuar en función de las actividades y el tiempo de estancia en un país; la residencia por visado suele limitarse al periodo de validez del visado.
Derechos: Los residentes fiscales pueden ser responsables de los impuestos sobre sus ingresos, mientras que los residentes con visado tienen derechos y limitaciones específicos en función de su estatus de visado.
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